Cada 15 de junio celebramos el Día del Libro, en conmemoración de aquel concurso literario organizado en 1908 por el Consejo Nacional de Mujeres, que dio origen a la primera celebración conocida como la Fiesta del Libro. En 1924, se oficializó esta denominación, y años más tarde, en 1941, el Ministerio de Educación de la Nación la redefinió como Día del Libro, tal como la conocemos en la actualidad. Esta fecha destaca el valor del libro como fuente de conocimiento, memoria y diversidad cultural.
Como bibliotecarias y bibliotecarios, reconocemos al libro como una herramienta que continúa siendo central en la diversa oferta de productos y servicios que ofrecen las bibliotecas en la actualidad. El libro es clave para promover la lectura, el acceso a la información y el pensamiento crítico en nuestras comunidades.
Pero este 15 de junio de 2025 también nos encuentra en un contexto complejo, marcado por importantes desafíos. La reducción de presupuestos, el debilitamiento de políticas públicas y la falta de reconocimiento por parte de las autoridades –que se traduce en decisiones concretas que relegan y discriminan nuestra función dentro del sistema educativo– ponen en riesgo el funcionamiento de muchas bibliotecas del país.
Aun así, seguimos al frente con compromiso y creatividad, defendiendo espacios que garantizan derechos, cultura y ciudadanía.
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